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Parece que el mundo digital ha nacido para aquellos que crecemos a su lado, marcando una revolución mundial llena de cambios, adaptaciones e influencias. Y también parece que dentro de este mundo, el marketing ha encontrado un hueco perfecto para expandirse y evolucionar, consiguiendo estar en la mente de muchos a tan solo un click. El Marketing está cambiando y nosotros también. Pero, ¿qué dirección tomamos?. ¿Quién lleva la iniciativa y hacia dónde nos dirige? Existen múltiples formas mediante las que una variable influye en la otra y provoca distintos efectos que acaban marcando un camino. Hoy, hablamos de la capacidad que el Marketing adquiere para transformar e influir en nuestras costumbres, ideales y prejuicios. Hoy, tomamos el Marketing como una herramienta de cambio y educación social. Un Marketing de igualdad.
A lo largo de la historia, esta disciplina se ha ganado una fama estereotípica e incluso a veces dañina, por sus constantes recurrencias a los mayores clichés, roles sociales y representaciones básicas de la vida de las personas. Son infinitas las acusaciones que recibe por haber creado un estándar de belleza tipo o una serie de exigencias y aspiraciones inalcanzables que solo producen frustración; la mayoría de ellas apoyándose a su vez en costumbres sexistas. Hay quien pueda pensar que esta tendencia ha evolucionado, que hemos dejado esta etapa atrás. Pero la realidad es, que al marketing de igualdad aún le queda mucho camino por recorrer. Y desde aquí preguntamos: ¿Por qué no le damos la vuelta a la tortilla? ¿Por qué no nos paramos y escuchamos el cambio que se está produciendo?
El nuevo consumidor ya no se ve reflejado en estos estereotipos clásicos y forzados, sino en la lucha por la transición hacia una sociedad igualitaria y que avanza. El nuevo consumidor busca hombres poniendo lavadoras en casa, mientras se ocupan de sus hijos hasta que su pareja llega de trabajar; y busca niñas que juegan con coches y visten de azul mientras otros niños disfrutan con sus cocinitas, sin importar si el delantal que llevan es rosa, fucsia o rojo claro. El costumbrismo es el mayor peligro al que nos sometemos y no hay nada más costumbrista que la recurrencia continua a los cánones del pasado. Hay que crear contenidos que, junto con la capacidad propia de persuasión que el marketing posee, tomen una dirección no solo actualizada, sino también constructiva. Este post, no busca la creación de campañas centradas en el empoderamiento y la lucha feminista (hecho que nunca está de más), busca la creación de contenidos renovados y actuales.
Os dejamos algunos consejos para lograr dicho objetivo y así evitar aparecer en las listas negras del nuevo consumidor:
Además, aquí podéis ver algunas campañas de gran éxito que apostaron por la igualdad, rompiendo moldes y marcando el cambio, junto con más consejos e insights. ¡Pero ojo! Hay que tener cuidado con los oportunismos. No hablamos de oportunidad de negocio, hablamos de oportunidad de cambio.
Llegado a este punto, solo queda decir que hoy, 8 de marzo y para siempre, luchemos por un marketing de igualdad. Por una evolución en nuestras costumbres y por la creación de un contenido constructivo, no destructivo. Si no es por la causa, hazlo por sobrevivir. Porque este cambio se está produciendo y la no adaptación solo puede derivar en la obsolescencia. Modifiquemos el rumbo y tomemos las riendas para sumarnos a un cambio que llama a gritos desde lo más profundo de la necesidad. Hagamos bien nuestro trabajo y busquemos satisfacer esa necesidad. Escrito por: Manuel Imizcoz