El pasado 22 de octubre YouTube cumplió 10 añazos y en Góbalo tuvimos la suerte de colaborar en el evento con la creación de piezas creativas y audiovisuales. Esta web para alojar vídeos se ha convertido en una de las redes sociales más dinámicas, ¿quién no ha compartido un vídeo, hecho un comentario sobre él o suscribirse a un canal molón?
“Los niños ya no quieren ser futbolistas, quieren ser youtubers”, afirmó María Ferreras (@mferfer), Director You Tube Partnerships, durante el evento. Y así es. Ver vídeos online se ha convertido en una de las mejores formas de comunicación, sobretodo entre los adolescentes. Desde cómo hacerme un peinado para una fiesta hasta aprender inglés gratis, hacer una tortilla de patatas o pasar al siguiente nivel del videojuego de moda.
Yellow Mellow, Patry Jordán o Sr. Cheeto son algunos de los youtubers españoles que gozan de una mayor acogida entre el público. Son los nuevos líderes de opinión, y eso es algo que las marcas tienen muy en cuenta a la hora de hacer sus campañas de comunicación.
No es ningún secreto que el vídeo tiene una implicación emocional mayor que la palabra, cumpliéndose eso de "una imagen vale más que mil palabras". Los 5 segundos que dispone el anunciante antes de que el usuario pueda saltar su anuncio equivalen a 1000 palabras, y la misión de la agencia o marca es asentar el interés del espectador para que visione el vídeo al completo.
Es más, según Felipe San Juan (@felipesanjuan), Director de agencias creativas de Google, el éxito de esta red social con más de 26M usuarios, reside en el "protagonismo de la generación C: curador, conectar, crear y compartir". Por ello, la red trata de avanzar a pasos de gigante para sacar el mayor rendimiento posible introduciendo servicios como el YouTube Red (disponible en EEUU), que consiste en una alternativa de pago para poder visionar sin publicidad.
No obstante, y a pesar de que gracias a los dispositivos móviles, cada vez es más sencillo realizar vídeos, ha hecho acto de aparición el problema de la profesionalización. El proceso de producción de un vídeo que contenga cierta calidad es costoso en cuanto a tiempo, equipo y materiales, por lo que no es conveniente descuidar esta parte enfrentando la inmediatez frente a la calidad.