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Muchas son las veces que oímos hablar de branding. En una charla distendida entre compañeros de trabajo, en una reunión con cliente, en el planteamiento de una propuesta. Si hacemos un logo, decimos que estamos haciendo branding; si creamos un naming; si desarrollamos una web… ¿Es esto branding? ¿Estamos englobando demasiadas cosas dentro de este término o es que verdaderamente este término engloba cantidad de elementos?
Conceptos como identidad, diseño, marca o estrategia salen en la conversación al tratar sobre branding. Sin embargo, va mucho más allá. El branding es la práctica estratégica y creativa que consiste en idear marcas y gestionarlas, con el objetivo de garantizar que la marca cree relaciones y asegure beneficios a largo plazo, incrementando la elección y fidelidad del consumidor. Por tanto, el branding es un conjunto de actividades que agrupadas en una misma dirección, consiguen ayudarnos a crear marcas y gestionarlas de la mejor forma.
“El branding es un enfoque, no un producto.”
En el branding hablamos, entre otros, de conceptos como:
Cuando en numerosas ocasiones se menciona el realizar un nuevo logo o una nueva identidad corporativa, muchas veces lo que necesitamos es una nueva marca. La marca se divide en dos partes: aquello que vemos (identidad visual, verbal…) y aquello que no vemos pero percibimos (posicionamiento, propuesta de valor, valores, cultura…). Ikea, Starbucks o Jagermeister son un claro ejemplo de marcas en las cuales la identidad visual no refleja su verdadera personalidad.
Muchas son las marcas que están apostando de verdad por trabajar desde el enfoque del branding a través de estudios de mercado y target, brand audits, estudios de arquitectura de marca… para no sólo ocuparse de una parte dentro de su marca, si no de toda ella. Algunos ejemplos de ello es el rebranding de Sacyr, el nuevo posicionamiento de Yoigo, etc. Con todo ello, a partir de ahora podremos seguir tres “mandamientos” principales:
Fuentes