Seamos sinceros. Personas con actitudes negativas, criticones y metomentodos, siempre han existido. Lo que pasa que el auge de las Redes Sociales ha hecho que este tipo de personas se hagan más visibles. Son los conocidos como haters.
¿Cuántas veces nos hemos encontrado con un comentario negativo en nuestras Redes Sociales? Una crítica hacia un vestido en el blog de moda que con tanta ilusión acabamos de abrir, un sonoro “me enfada” en Facebook (demos gracias porque de momento a nuestro amigo Mark no le ha dado por poner el “no me gusta”), una mala contestación en Twitter…y en numerosas ocasiones da la casualidad de que son las mismas personas. Y es que los haters son como el niño que nos destrozaba el castillo de arena en la playa después de dos horas de arduo trabajo.
Los haters son personas que hacen normalmente un uso de las Redes Sociales hostil, es decir, que se sirven de la crítica, el llevar la contraria y la burla hacia todo aquello que consideren oportuno. No hay nada que se resista a su paso y son pocas cosas las que logran tocarles la fibra sensible; por eso son de lo más temido en las redes porque, nos guste o no, algunos de ellos son bien considerados y sus críticas son tomadas con veneración.
Es verdad que en el mundo de la comunicación a veces merece la pena eso de “que hablen de ti aunque hablen mal”, por eso hay que estar preparado ante cualquier faena que nos puedan organizar los haters. La mejor solución es no entrar en discusiones que sabemos que no vamos a ganar, ni alimentar su ego dándoles la oportunidad a que continúen sus críticas. También conviene dar una respuesta educada y pragmática porque la sonrisa es el mejor arma ante las críticas. En este sentido es muy útil aludir a: “Cada uno tiene sus gustos”, en defensa de algún producto o campaña que hayamos decidido lanzar y no cuente con su beneplácito.
Por supuesto, y antes de enfadarnos por los comentarios negativos de los haters, debemos separar entre las críticas constructivas y las destructivas. Escucharemos las constructivas como una vía de mejora en nuestro trabajo, mientras que pasaremos por alto las destructivas que normalmente carecen de fundamento y su único objetivo es el de la protesta. En este último punto, diferenciaremos a los haters de los trolls, que son una variante pero más tóxica dedicada a este fin único de crítica destructiva.