Cuando se crea una marca, nace una nueva criatura en el mundo, que tendrá pasado, presente y futuro. Es como nuestro hijo caprichoso en el que invertimos un sinfín de ideas, esperanzas... y que tenemos que llevar de la mano para hacerlo crecer. Tan importante como nuestra marca es nuestro logo, es su hermano mellizo, del que va de la mano y nunca se separa, es su géminis.
Afortunadamente hoy en día es bien sabido que tener una buena imagen de marca es muy importante, tanto que puede catapultar nuestra empresa de forma sustancial, la imagen que damos a los demás nos respalda, nos hace sentir mejor tanto a nosotros mismos como a nuestros clientes.
¡Que diablos! ¡Ver una identidad de marca bien lograda es un regalo para nuestros ojos! e incluso una relajación para nuestra conciencia.
Pero... ¿quién dijo que llegar a este punto es una tarea sencilla? Si tu respuesta es afirmativa no se puede estar más confundido, crear una buena identidad de marca y que sea reconocible necesita de tiempo y evolución. Se tiene que asentar entre el público y poco a poco perfeccionarse (incluso si apenas lo aprecian unos pocos), y esto no es nada malo, los tiempos cambian, nosotros cambiamos y nuestra empresa también lo hace, seguir el camino correcto es lo complicado.
Son pocas las compañías que se atreven a cambiar el logo de manera radical. Como es lógico, tiene que evolucionar pero siempre respetando la identidad corporativa y su contacto con el público. Ejemplos de una correcta evolución hay muchos, pero todos tienen algo en común:
la esencia de la identidad visual de la marca se mantiene.
Cuando un logo se cambia completamente o demasiadas veces en poco tiempo, puede generar incomprensión e incluso rechazo. De errores en el rediseño de los logos también hay ejemplos famosos.
Así que algunas
reglas básicas que repasar antes de rediseñar un logo son:
- No se debe cambiar el logo por capricho o modas pasajeras, ha de ser por necesidad o por su propia evolución.
- Evitar similitudes con cualquier otro logo. Que se nos asocie con otra marca podría ser un elemento negativo que nos restaría credibilidad.
- El logo siempre deberá estar enfocado a los ideales de nuestra empresa, filosofía, misión o nuevos servicios y/o productos incorporados.
- Si en nuestra empresa se crean diferentes áreas de negocio, puede ser útil agregar mejoras que ayuden a los clientes a seguir reconociéndonos, e incluso añadir otros elementos por área dentro del mismo diseño.
- Cambiar si se ha quedado estancado en el tiempo.
En Góbalo cambiamos nuestra imagen hace poco tiempo, después de mucho tiempo de debate decidimos darle un toque más limpio y neutro, más estable en el tiempo y a la vez más versátil. Darle una forma que nos identificara como empresa en crecimiento, abrirnos a todo tipo de público, actualizarlo y ante todo verlo bonito. ¡Creo que lo hemos conseguido! aunque seguro que seguirá evolucionando en el buen camino.