Aunque a priori la palabra
influencer pueda sonar a un concepto moderno, en realidad el significado no lo es tanto. Por lo que acudimos de nuevo a una idea tradicional que trata de renovarse en este mundo tan rápido y competitivo.
Los influencers son un grupo de personas que tienen bastante relevancia en un sector concreto. Sus opiniones importan y mucho, porque el público los estima como personas cercanas, con empatía, reciprocidad y en las que se puede confiar. Son personajes con una imagen de características propias, siempre están a la última y a veces se les conoce por sus pseudónimos, elegidos con sumo cuidado para perduren en la memoria.
Si bien es cierto que antes los influencers solían ser famosos VIP, ahora el Olimpo está compartido con los bloggers o las estrellas de Internet.
El auge del marketing online, el cambio en hábitos culturales y de compra, la rapidez con la que parece transcurrir la vida y por supuesto la interconexión humana, han hecho que el público se fije más en los bloggers. Son personas entre la divinidad de las estrellas y el pueblo llano, personas con las que se convive a diario dentro de la gran familia que supone Internet.
De este modo, no es de extrañar que en los dos últimos años,
más del 50% de las compañías hayan invertido en campañas de marketing con influencers. Cuando uno de los objetivos principales es llegar al mayor número de personas en el menor tiempo posible, algo que gracias al uso activo de sus RRSS, los influencers consiguen con eficacia.
Es imposible saber hasta cuando durará el estrellato de los influencers en Internet, pero por lo visto, parece que va para largo hasta que otras estrellas vuelvan a llenar el cielo de las pantallas.