Y así, allí, en menos de un abrir y cerrar de ojos, en menos de un chasquido de dedos y de todas las comparaciones que evocan fugacidad e inmediatez, ya era el turno de Laura García, ya estaba terminando todo aquello que tanto tiempo llevó y tanto compensó. Con una inevitable sonrisa de oreja a oreja, debida quizás a la satisfacción contagiosa que el público transmitía, a la seguridad que da un trabajo bien hecho o a la confianza y sinceridad absoluta de lo que iba a pronunciar, la COO de Góbalo sintetizaría de forma magistral y a modo resumen y agradecimiento, todo lo que acabábamos de disfrutar.
Una mañana de emoción, magia, experiencia y aprendizaje.
Una mañana de juventud infinita, como la del marketing digital.
Una soleada mañana fuera de nuestras habituales, confortables y casi siempre oscuras cuevas.
¿Te apuntas a la próxima excursión?