La creatividad, esa gran desconocida que todos soñamos con tener y explotar al máximo pero que muy pocos logran aplicar de forma original a su vida, proyectos o rutinas diarias. Hoy, nuestro Creative Director, Jordán Azpeitia, nos cuenta su experiencia, influencias y opiniones personales acerca de este maravilloso tema. ¿Preparado?
Descubrí al ilustrador/diseñador gráfico Christoph Niemann y su obra hace algún tiempo en Abstract. The Art of design una muy recomendable serie de Netflix y, desde entonces, aparte de sumarme a su legión de admiradores, definitivamente no soy el mismo profesional. En uno de los primeros planos del capítulo en cuestión, vemos a Niemann sentado en su mesa de trabajo, bloqueado frente a una página en blanco que da mucho vértigo, es el principio del viaje. El debate ante el problema universal de la búsqueda de inspiración queda abierto ¿existe algún truco que pueda ayudar al creativo a la hora de enfrentarse a este recurrente problema? ¿La experiencia es un recurso válido para superar el vacío creativo y salir airoso de un reto profesional que tiene un deadline inamovible?
Niemann no tiene una fórmula mágica, pero sí un método que ayuda mucho a que las ideas surjan. El secreto está en la rutina de trabajo diario, en empezar a trabajar y esperar a que las cosas sucedan. Cuando arrancamos un proyecto creativo nuestra cabeza está cargada de elementos inherentes a nuestra condición profesional y a nuestros procesos de trabajo, estos elementos son nocivos para que consigamos dejar salir la creatividad natural que se supone que llevamos de serie. ¿De qué elementos hablamos? temas como deadlines, clientes, rentabilidades, targets, competencias, compañeros de trabajo... La receta es la siguiente: en momentos en que necesitamos inspirarnos, la única forma que tenemos para conseguir aislar todo lo innecesario es ponernos a trabajar con una rutina, sólo plasmando lo que va fluyendo por nuestra cabeza, equivocándonos, acertando, volviendo a fallar... No pienses: escribe, dibuja, mira a la gente, a las cosas, respira... entonces sucederá algo, y la idea aparecerá.
Me interesa mucho la reflexión profesional de Niemann sobre el vacío creativo, sus trabajos para New Yorker, para quien ha realizado más de 20 portadas, pero cuando verdaderamente me enganché a su obra, fue con sus Sunday Sketches. Y es que Niemann no solo trabaja por encargo: a nivel personal publica semanalmente una serie de ilustraciones mezcladas con objetos (¿o es al revés?) donde plasma desde la absoluta improvisación y que difunde principalmente a través de las redes sociales.
Las ideas surgen moviéndose alrededor de un objeto y la luz que se proyecta sobre él, después de mucha observación y paciencia,... ¡cómo no!, suceden cosas. En Sunday Sketches, Niemann se enfrenta a lo cotidiano desde la más pura sencillez, consigue que parezca fácil, pero hacerlo con esa clase y que divierta a todo el mundo es un área reservada para genios y este tío es uno de esos.
“Lo que hago es crear imágenes que se interrelacionan con lo que el espectador ya conoce por sus vivencias. La idea es unir su experiencia y la mía y las imágenes son el desencadenante” Christoph Niemann
Se pueden identificar muchas influencias en la obra de Christoph Niemann, supongo que ese ovillo de referencias es lo que le permite conectar con el espectador de una forma tan brutal, se pueden ver cosas del surrealismo de Buñuel, el uso de lo cotidiano del pop art, los teselados imposibles de Escher y del ingenio de los clásicos de las tiras de humor gráfico.
Cuando al principio del post decía que no he vuelto a ser el mismo, básicamente es porque ahora pienso que la idea no siempre va delante de la ejecución, Niemann nos enseña que estos dos conceptos compiten, se fusionan e intercalan constantemente hasta llegar a ser tan importante la una como la otra en cada una de sus creaciones. A veces la idea pasa a evolucionar y cambiar completamente durante la ejecución, la rigidez a la hora de plasmar la idea no es una opción, puede mutar o ser distorsionada en el momento de la creación si en algún momento “suceden cosas”. Lo más increíble es que no por ello se traiciona el concepto, sólo nos traicionamos a nosotros mismos si no aceptamos lo que estamos creando. Muchas gracias, señor Niemann. * Todas las imágenes de este artículo son propiedad del autor, Christoph Niemann.